Vamos al agua. Nuestra primera salida a vela.
Tenemos el barco aparejado, flotando, con patrón y proel a bordo, timón y orza bajados y comienzan las primeras sensaciones:
La inestabilidad. Si nos sentamos a la misma banda el barco escora, si uno a cada banda hacemos un pan con dos tortas porque no nos aclaramos, lo lógico: los dos a crujía (centro del barco) y agachados cuidando nuestras cabezas y a esperar sensaciones.
Tomar esta primera regla que tenemos que memorizar y mecanizar, mientras las velas flameen y nos mantengamos en el centro del barco “todos tranquilos, no hay nada que temer” incluso en movimiento, cada vez que nos encontremos en apuros y sintamos que podemos perder el equilibrio, largamos escotas y a crujía, flamearán las velas, harán ruido pero el barco recuperará el equilibrio y nosotros el control. Siempre el barco se atraviesa al viento y deriva en dirección a sotavento, la misma que tiene las velas.
Nos hemos introducido en otro concepto importante: Sotavento y Barlovento y este marcado a fuego en vuestras cabezas.
BARLOVENTO: Toda la zona que a partir de la línea de crujía de nuestro barco de donde viene el viento.
SOTAVENTO: Toda la zona que a partir de la línea de crujía de nuestro barco para donde va el viento.
No pasa nada, vamos a comenzar a sentir buenas sensaciones. Caña a la mano, cada uno con su escota, proel la del foque, patrón caña y escota de mayor. Coordinados ambos tripulantes cazan escotas, las velas empiezan a portar y nuestro barco inicia su marcha y comenzamos a entender que es un equilibrio dinámico.
Otros conceptos básicos, igualmente marcados a fuego: Cazar y largar.
CAZAR: Tensar la escota hasta que la vela deje de flamear y se convierta en el motor del barco.
LARGAR: Quitar tensión a una escota para amollar la vela. Más adelante ampliaremos el “largar en banda”, de momento quedaros con quitar tensión hasta colocar la vela al límite del flameo.
No os definiré que es el flameo pero debéis saber que es el indicador del reglaje.
Si la vela flamea -----> Escota demasiado largada por lo que cazaremos escota, pero ojo, no todo es tensar a lo bestia, es necesario ser delicados y llevar con nuestra tensión a la vela al punto límite del flameo.
Volvamos a empezar, tenemos el barco plano y las velas flameando. Cazamos poco a poco (tensamos las escotas) las velas, esta se hinchan y la reacción es: El barco va cogiendo velocidad a la vez que va escorando a sotavento. Largamos escotas, las velas flamean y el barco se adriza y deriva a sotavento. Repetimos la maniobra colocándonos a la banda de barlovento a la vez que cazamos y la reacción es la misma con la diferencia que la escora será menor en relación a la fuerza del viento y el peso de la tripulación. La conclusión es clara, la tripulación es el lastre del barco que a la vez por su movilidad puede controlar la estabilidad.
Tenemos el barco en movimiento, las velas regladas, la tripulación repartida a la banda de barlovento tanto como la escora nos pida, es decir el barco estabilizado y en marcha. Navegamos a un través (el viento entra perpendicularmente a la eslora del barco. Que pasa si empujamos la caña a barlovento: La proa cae al viento, las velas empiezan a flamear, la velocidad disminuye y el barco se adriza. Cazamos las velas, primero el foque liego la mayor. A esto se le conoce como ORZAR.
Orzar: Cuando la dirección del barco se acerca más al eje del viento.
Como antes, al cambiar el rumbo, al orzar, los reglajes de las velas cambian, cazaremos velas.
Si metemos la caña en sentido contrario (a sotavento) estamos ARRIBANDO.
El reglaje consiste en amollar velas largando escota.
Ya estamos navegando, ya sabemos orzar, arribar y estabilizar el barco, ni que decir tiene que estas maniobras en nuestras primeras navegaciones mientras no tengamos control total de timón y escotas las haremos suavemente, ya tendremos tiempo de entrar en regata.
Es importante conocer el efecto del timón y tener muy claras las siguientes premisas:
Si ponemos el “timón” a una banda, la proa caerá a a la banda que se mete.
Si el patrón esta sentado a barlovento y quiere arribar deberá tirar de la “caña” hacia el. Si quiere orzar posiblemente bastará con poner la caña a la vía.
Los veleros presentan en general una tendencia mayor a orzar que arribar.
Si esta es muy acusada decimos que el barco es “ardiente” y por el contrario si la tendencia es a arribar decimos que es “blando”. Siempre es preferible la primera opción.
Consejo: No utilizar la caña de modo desproporcionado. Un timón fuera del eje del barco puede actuar como un freno. En un barco bien reglado no es necesario timonear mucho para mantener el rumbo.
PEQUEÑOS TRUCOS:
CATAVIENTOS:
Los catavientos son unas pequeñas lanas cosidas cerca del gratil del foque. Su movimiento y manera de flamear cuando navegamos nos da pautas para el reglaje:
Cuando el cataviento de sotavento cae: La vela está demasiado cazada
Cuando el cataviento de barlovento sube: la vela no está suficientemente cazada
Cusndo los dos catavientos están horizontales tenemos reglada la vela.