Malpica de Bergantiños, la atalaya que vigila las Sisargas
Habitantes: 6.178. Extensión: 61 Km 2
http://www.concellomalpica.com/turismo/es
Malpica es mar que bate con fuerza en su dique y para la rompiente de la "plancha". Malpica es color de sus casas colgadas de la Atalaya, imán de pintores como el ilustre Urbano Lugris. Malpica es pesca, desde su inicio ballenero a su flota actual, de las más importantes de la Costa da Morte. Malpica es pura vida, pueblo con encanto, paisajes, playas, cabos, faros y las Sisargas... en fin un lugar de obligada visita.
Las primeras noticias documentales datan del s. XIII como tierras pertenecientes al arzobispo de Compostela arrebatadas en el s.XV por Sancho de Ulloa, Conde de Monterrei al arzobispo Alonso II de Fonseca. Malpica vio la luz y creció echándose al mar.
Nació como puerto ballenero en el s.XVII en colaboración con pescadores cántabros y vascos.
Aún hoy encontramos muestras de esta pesca en las vigas que sostienen el techo de muchos molinos o viejas casas de arquitectura marinera, presentes en barrios como los de Atalaia o en el Arenal.
Decaído el auge de la pesca del cetáceo, la ensenada o “ribeira” como aún se conoce en la actualidad pasó a ser cala de marineros que pescaban con artes tradicionales hoy desaparecidas como el “mediomundo”. En la actualidad cuenta con una numerosa flota de embarcaciones del cerco y de pesca del día que descargan en el puerto dotado con buenas infraestructuras.
El dique de abrigo pretende cerrarle el paso a la rompiente de la “Plancha”. A pesar de su altura y longitud, aún resulta insuficiente y hay días de temporal en que muchos barcos deben buscar refugio en otros lugares.
Malpica ofrece grandes atractivos para el visitante: desde tentar con caña y potera a las luras (calamares y chocos), observar, sentadas en el suelo, a las rederas, la vista de curtidos marineros arranchando las artes de pesca o las tarrafas (barcos pesqueros) abarrotadas con “peixe” de la jornada.
En la lonja, a primera hora de la tarde, la subasta centra la atención del pueblo.
El silencio se rompe por el grito de una compradora (“pesca” en la jerga local) que a la voz de “mío” finaliza la subasta del lote.
Después de saborear cualquiera de los exquisitos platos que ofrecen los restaurantes locales (caldeiradas de pescado, pulpo, marisco), Malpica invita a echar una caminata por sus calles empinadas, entre olor a mar y a sardinas asadas.
En las paredes de la Casa del Pescador, edificio inaugurado en 1956, dejó su huella el pintor Urbano Lugrís, el grande entre los grandes de la pintura moderna gallega. En su paso por Malpica de Bergantiños legó varios murales, llenos de textos poéticos, flora y fauna marina, leyendas y literatura del mar; dos trípticos hagiográficos y una rosa de los vientos.
De espaldas al puerto, se abren a las Sisargas el paseo marítimo y la Area Maior, espacio de baño y relax el primeros y lugar de encuentro para surfistas durante todo el año. El amplio arenal de la Praia maior es punto de encuentro y spot apreciado por surfistas que aquí se dan cita en el Open Surf de Malpica, evento celebrado variablemente cada primavera.
Desde aquí, un camino señalizado continúa hacia el espacio natural del vigilante de las islas, el Cabo de Santo Hadrián con la ermita del santo en sus acantilados. Sin duda el mejor mirador de las Islas Sisargas y de la cara occidental de la Atalaya malpicana. En Junio se celebra una romería popular en honor del santo.
Todo el entorno de cabo e islas configuran un rico ecosistema. Miles de aves se reproducen en sus acantilados, entre ellas varias especies en peligro de extinción.
A las Sisargas se puede acceder en barco, (posibles alquileres en el puerto de Malpica) o participando en las Festas do Mar durante el tercer fin de semana de agosto donde una tradicional procesión marítima de embarcaciones engalanadas que haciendo sonar sus sirenas, pasea a la virgen alrededor de las islas.
Otras festividades de relevancia en Malpica son el Corpus (Pascua) y el San Antón, sin dejarnos en el tintero su peculiar y divertido carnaval..