Espacio que alberga un sistema natural de destacado valor ecológico, paisajístico, geomorfológico y faunístico.

Independientemente de los embalses y la cuenca del río Eume, no se puede dejar de tener en cuenta, por su alto nivel de posibilidades náuticas, el lago artificial creado en el hueco de la antigua explotación minera de Endesa en As Pontes, de 8,7 km2 de superficie, 18 km de perímetro y que alcanza profundidades de 206 m en algunos puntos.

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Cada laguna litoral de Galicia cuenta con su propia leyenda sobre ciudades inundadas. Dice la leyenda que la ciudad de malvados e impíos vecinos que se asentaba en el lugar de la actual laguna fue inundada por una gigantesca ola como castigo a su maldad. Tan solo dos niños, sobre una canastilla de vimbios fueron merecedores del perdón divino, dando nombre a la zona. Realmente el nombre de Doniños parece provenir de la tribu celta de los Dummios que se asentaron por la zona. En Punta Castro se encontraron joyas y atributos de dignidad celtas.

El complejo intermareal de Baldaio-Razo, conforma un espacio de gran valor ecológico que plasma en un perfecto manual de armonía de la naturaleza, la existencia de tres ecosistemas: marisma, laguna litoral y barra arenosa, de dunas, móviles o estabilizadas.
Sus cerca de 1000 ha de superficie albergan una de las mayores extensiones dunares de Galicia. Su playa de 5.5 km abierta al Atlántico se extiende hasta la Punta de Razo.

Sálvora, el archipiélago más septentrional del Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, está situado en el extremo nor-occidental de la boca de la ría de Arousa, al W de la Península de O Grove de la que separan 2,35 millas

En Punta Langosteira comienza una costa que encierra una vibrante belleza pero que es a la vez de los más complicado de costear del litoral español. Cada cabo, golfo, ensenada o ría que completan las aproximadamente 160 M de la Costa da Morte nos ofrece estampas que siempre recordaremos.

Touriñán, un tramo salvaje y solitario de la Costa da Morte, donde las piedras erosionadas toman formas caprichosas; dos veces al año, desde el equinoccio de primavera, entre el 21 de marzo y el 25 de abril, y después, del 13 de agosto hasta el 22 de septiembre, se convierte en un excelente balcón para presenciar el último rayo del Sol, la última línea de sombra del ocaso que ilumina la Europa continental.