Vendée Globe. 25 día de regata y más de la cuarta parte del recorrido por la popa
Altas velocidades y estrés para los cinco primeros. Las altas presiones frenan al trío de perseguidores. Con 25 días en la mar ya se comieron más de la cuarta parte del recorrido. Pero queda lo peor, lo más duro: el Gran Sur. Excepto Alessandro Di Benedetto, que sigue navegando en traje de baño en la bañera de su Team Plastique, todos los demás, al borde de los Cuarenta Rugientes, han entrado en materia.
Los ocho primeros participantes (de Le Cléac’h a Wavre), que literalmente galopan en las aguas del Índico, están siendo sacudidos por una mar desordenada. Es el reino del pantocazo. Salir como motos y frenar en seco con la caida de la ola. Cuando golpeo en una ola, después de haber alcanzado velocidades asombrosas, el barco clava la proa y se para. Hace mucho ruido, es muy incómodo, hay mucha agua por el barco”, confesaba un tenso Jean-Pierre Dick durante La Vendée Globe en Directo. Aún es peor para Alex Thomson, el navegante situado más al Sur de la flota (43° Sur), el más rápido de las últimas 24 horas, pero también el más vapuleado. “El barco sale planeando a 26/27 nudos y golpea violentamente. Ha habido momentos un poco temibles. Está bien por la velocidad, pero no estaría mal que se calmara un poco”, escribía esta mañana el patrón galés.
Seis días a más de 18 nudos de media
Virbac-Paprec 3 y Hugo Boss se encuentran entre los cinco barcos de cabeza, que han desenterrado el hacha de guerra y desde el pasado 30 de noviembre registran medias diarias de más de 400 millas. Sus contadores superan muy a menudo los 25 nudos. Y a bordo el estrés es proporcional a las velocidades alcanzadas en ese terreno irregular.
Es el precio que hay que pagar para mantenerse en ese privilegiado grupo de los cinco primeros y para escapar del anticiclón que empuja por detrás. Objetivo: respetar la puerta de hielo de Crozet (situada al norte del archipiélago del mismo nombre) antes de sumergirse rápidamente hacia el sur para ir a buscar, mañana mismo, el potente flujo del Suroeste.
Ese mismo anticiclón está afectando al primer trío de cazadores (Golding- Le Cam- Wavre) que intenta avanzar en un viento a la baja y una mar igual de caótica. “Es la coctelera”, confesaba Dominique Wavre (Mirabaud). “Al amainar el viento, al barco le faltan apoyos”. Su solución: ir al Sur en búsqueda de vientos más sostenidos.
El color del mar
A más de 680 millas del espejo de popa del Mirabaud, los perseguidores, desde Javier Sansó (ACCIONA 100% EcoPowered) a Tanguy de Lamotte (Initiatives Coeur) apuntan no a la puerta de Crozet, sino a la de Agujas, al sur de Sudáfrica, y se alegran de navegar a favor de un sólido flujo de Oeste-Noroeste (25-30 nudos) que los empuja a buen ritmo hacia la entrada del océano Indico.
El patrón español ha sido el último en entrar en este régimen favorable, después de sufrir para escapar de las encalmadas del anticiclón. La pasada noche consiguió colarse al sur de las altas presiones y poco a poco ha ganado velocidad, a la par que llegaba a zonas con más viento. “Ya está, ya hemos entrado en el Sur. El agua del mar ha cambiado de color, es más verdosa, ya no es aquel azul de antes. Tengo un albatros que me sigue constantemente y la temperatura ha bajado mucho, ahora tendré 12-14º. Habrá que celebrar que hemos llegado hasta aquí, que es un buen trecho”.
Más atrás, en los parajes de la pequeña isla de Tristán de Acuña, Alessandro Di Benedetto (Team Plastique) cierra la marcha y aprovecha sus últimos días cálidos para afeitarse en cubierta. A más de 2.470 millas del líder, el francoitaliano corre una regata distinta.
Ya está, ya hemos entrado en el Sur. El agua del mar ha cambiado de color, es más verdosa, ya no es aquel azul de antes. Tengo un albatros que me sigue constantemente y la temperatura ha bajado mucho, ahora tendré 12-14º. Habrá que celebrar que hemos llegado hasta aquí, que es un buen trecho. Voy un poco rezagado por los problemas de la mayor. Ayer hice algunas reparaciones y cambié varios sables de la mayor.
Del sistema energético me han sorprendido las placas solares, que no dependen de las nubes, sino de la altura del Sol.
Javier Sansó
La noche ha sido bastante movida. Desde que he pasado las islas del archipiélago de Tristán de Acuña, el viento ha ido subiendo. El barco avanza bastante. Es genial planear así; hay albatros que me siguen en mi estela. Hay buenas series de olas y salimos acelerados bastante rápidamente. Los movimientos son bastante brutales, hay que agarrarse fuerte. Tenemos viento y el barco no va forzado. No hay ningún problema para mantener ese ritmo los próximos días
Tanguy De Lamotte (FRA, Initiatives Coeur)
Noche bastante tónica. Bastante viento y bastantes chubascos. La mar se ha calmado un poco, el anticiclón empujar por detrás; no podemos despistarnos. Hay que pasar rápido la puerta de delante antes de que llegue [el anticiclón].
Armel Le Cléac’h (FRA, Banque Populaire)
Golpes, sacudidas, parece que estamos en una coctelera. La mar está muy indisciplinada. Nos atrapa un anticiclón. Estamos tan al norte que hacemos más ruta hacia los anticiclones que hacia las depresiones. Hay una atmósfera pesada. El océano Índico es complicado. Pasaré bastante tiempo en la mesa de cartas. De momento, sé qué haré, pero no lo diré porque hay otros dos tíos no lejos a quienes les gustaría saberlo”.
Dominique Wavre (SUI, Mirabaud)
Hay viento y mucha mar. La mar es gruesa, con una gran mar de fondo, y en direcciones cruzadas. Cuando paso una ola, la proa se clava y el barco se para. Hace mucho ruido y es muy incómodo.
Jean-Pierre Dick (FRA, Virbac Paprec 3)