Vendée Globe. El Índico no es ninguna ganga. Las condiciones de navegación se endurecen considerablemente
Pronto ocho barcos habrán entrado en el océano Índico. Las condiciones de navegación se endurecen considerablemente. Bertrand de Broc remonta una posición tras rodear el anticiclón de Santa Helena
La entrada en el océano Índico no es ninguna ganga. Vientos inestables, mar cruzada, incertidumbres meteorológicas, el menú de las últimas horas se les ha atravesado bastante a los solitarios que se encuentran debajo de la punta de África. En cambio, los perseguidores parecen recobrar la sonrisa
Los solitarios de la Vendée Globe que navegan el océano Índico, lo hacen en una situación nada fácil por su fragilidad, puede tambalearse en cuestión de horas. Bernard Stamm (Cheminées Poujoulat), que ayer parecía haberse descolgado del trío de cabeza integrado por Armel Le Cléac’h (Banque Populaire), Jean-Pierre Dick (Virbac-Paprec 3) y François Gabart (MACIF), está ahora a solo 77,8 millas de la cabeza de regata, y a menos de 20 millas del podio. Y sin embargo, el navegante suizo no estaba del todo contento del rendimiento de su barco y hoy confesaba que le daba la impresión de que no corría mucho.
Lo que sucede está claro, hay mucha mar con los consiguientes pantocazos y frenazo del barco. Las olas le impiden correr como quisiera, lo mismo que les pasa a todos los que o han entrado en el océano Índico o están a punto de hacerlo. Todos tienen prisa y buscan la forma de ir tan rápido como sea posible hacia la puerta de hielo Crozet, antes de que las calmas de un nuevo anticiclón echen sus raíces al norte de esa nueva baliza del recorrido.
Un navegante debe ser un artista consumado de la parábola. No la figura literaria, si la figura geométrica. Que se lo digan a Bertrand de Broc (Votre Nom autour du Monde avec EDM Projets) para rodear el anticiclón de Santa Helena por el Oeste y entrar en los Cuarenta Rugientes, ha permitido al patrón de los 4.000 patrocinadores navegar ahora a más de 15 nudos. Pese al gran rodeo, su velocidad le ha permitido adelantar a Tanguy de Lamotte (Initiatives-cœur), y seguro que su próximo objetivo es el Akena Vérandas de Arnaud Boissières. Pero con un barco de la misma generación y la experiencia de una vuelta al mundo a sus espaldas, Boissières seguro que es más duro de roer que De Lamotte.
En cuanto a Javier Sansó, sigue su mano a mano con el anticiclón de Santa Helena. Hay momentos en que parece que el español gana la batalla, para inmediatamente después quedar frenado por las calmas que se desplazan sobre el agua al ritmo de las altas presiones. Tras una noche muy esperanzadora, en las últimas cuatro horas ha sido el más lento de toda la flota.
Alessandro Di Benedetto (Team Plastique) se disponía esta tarde a trasluchar para dirigirse hacia el Sudeste, en busca de los Cuarenta Rugientes y sus vientos del Oeste.
El sufrimiento de barcos y hombres
En estos mares caóticos, en esos vientos variables y violentos, los barcos sufren. Los navegantes hablan de masas de agua que sumergen literalmente la cubierta, proas que se hunden en la ola de delante cuando su montura sale lanzada al planeo, siniestros crujidos cuando algunas toneladas de carbono se estrellan con una ola especialmente abrupta. Y temblores, tremendos temblores que simulan descoyuntar obra viva y muerta, jarcia firme y de labor. En estas circunstancias, los solitarios se dividen en dos campos. Los fríos pragmáticos analizan con lucidez las limitaciones de su herramienta de trabajo y recuerdan los cálculos de resistencia de los materiales realizados por las oficinas de estudio. Otros tienen una relación más carnal con su montura, la miman, le hablan, sufren con ella cuando la mar la maltrata. Tanto en un caso como en el otro, no toca otro remedio que confiar en el barco, acostumbrarse al ruido, a los movimientos bruscos y acabar considerando perfectamente tolerable lo que hasta ayer era sencillamente inaguantable.
Han dicho...
El día que desplazaron la puerta, lo miré inmediatamente y ya supe que sería duro. No me quedaré esperando en la cuneta, porque cuanto más tarde lleguemos, más flojos serán los vientos que tengamos.
Hay mucho viento y esta mañana fue muy intensa. Pero no me quejo, esta noche he dormido bastante bien. Ayer fue un día muy duro porque el viento era muy inestable. Pasé de ceñida a rumbo portante, trabajé fuerte y me cansó bastante. En general, las condiciones son más bien agradables.
François Gabart (FRA, MACIF)
Ayer estaba maniobrando durante La Vendée Globe en Directo. Tiene que estabilizarse, porque es un poco un rodeo de los mares. El barco va rápido, pero todo el rato está pegando contra la ola de delante. No sé qué vela poner. Espero que se calme el mar.
Si la mar me lo permitiera, podría correr más, pero es lo que hay. No sé cuál es la razón exacta por la que he vuelto (a pegarme al trío de cabeza). Quizás he aprovechado los vientos. Intento ir más rápido que los demás.
Hay muchos albatros encima de mi cabeza, vienen muy cerca. Es agradable, pero cuando estás haciendo un trabajo de titanes para correr más y ves que un albatros acelera cerca sin batir las alas, te pone un poco nervioso.
Bernard Stamm (SUI, Cheminées Poujoulat)
Cada día es distinto. La pasada noche había mucho viento en la depresión. Hacía frío y había mucha mar, con rompientes, no era fácil. Las cosas ahora están más tranquilas y no está mal para descansar un poco. He podido dormir tres veces durante una hora.
La estrategia será la de todo el mundo: evitar el anticiclón que se acerca por ahora, pero no es fácil.
Jean Le Cam (FRA, SynerCiel)
En estos momentos soy un turista. Me dirijo a una isla llamada Inaccessible Island. Es maravillosa. He tomado fotos. Cada vez hace más frío.
He llevado el timón, pero no mucho rato, unos 15 minutos. Las condiciones son agradables, o sea que seguramente la volveré a coger un rato. Además así el piloto (N. de la R.: el piloto automático) descansa.
Tanguy De Lamotte (FRA, Initiatives-Coeur)
Estoy contento con mi corte de pelo. No tuve tiempo de ir antes de la salida por los medios de comunicación y la preparación del barco. No sé cómo me queda, me lo tendréis que decir.
Mi barco es extraordinario. Puedo correr por cubierta y ponerme de pie. Y además corre mucho más que el 6,50. Es fantástico. En una regata magnífica, no tengo palabras para describirla.
Ahora voy a 12-13 nudos, a veces 14. El viento es muy variable, varía entre 12 y 20. Ahora navego con portante, con un rizo en la mayor y el genáquer grande. Ahora me prepararé para trasluchar dentro de un par de horas, para bajar hacia el sudeste durante unas 500 millas. Llega una depresión e intentaré aprovecharla.
No podemos pararnos, pero pasamos al lado de cosas increíbles, islas, animales que solo se pueden ver en determinados lugares. Es fantástico observarlos de cerca en la realidad.
Alessandro Di Benedetto (ITA, Team Plastique)