François Gabart: “Hace falta fe; si no, es un calvario”
Primera Vendée Globe, primera victoria, el ganador más joven de la prueba, récordman de velocidad en 24 horas, nuevo tiempo de referencia a batir, François Gabart ha batido todos los récords de la séptima edición de esta vuelta al mundo en solitario, sin escalas y sin asistencia. Emocionado, con lágrimas en los ojos, de la línea de llegada al podio, ante la muchedumbre concentrada en las escolleras del puerto primero y en el village después, ha vivido a fondo unos momentos inolvidables.
Descalzo, con la cara que apenas reflejaba la dureza de sus 78 días y 2 horas de navegación, François Gabart se ha sometido a una rueda de prensa en la que ha dado muestras de ser no solo un joven muy lúcido, sino también una persona sensible y auténtica.
Este es el resumen de sus explicaciones en la rueda de prensa
De un objetivo a otro
“Salí en esta regata sin la óptica de ganar. No era mi objetivo número 1. Con MACIF, queríamos hacer una buena regata. Decir que quería acabar primero sería demasiado ambicioso antes de la salida. Pero en un momento dado, cuando estaba en el Índico y pasé a Armel, me dije que podía luchar por la victoria”.
Una última noche difícil
“La última noche ha sido francamente dura. Las condiciones eran difíciles y hubiera podido perderlo todo. Tienes que atacar sin tomar riesgos. Con 40 nudos, no es fácil. Cuando planeas a esta velocidad en la oscuridad entre cargueros y pescadores, no es fácil. Cuando pasas por las rutas de los cargueros es más fácil. Los localizas con el AIS, es fácil, y sabes que no hay pesqueros. En el golfo de Vizcaya no es lo mismo, porque hay muchos pesqueros. La pasada noche, sabía que había un barco cerca pero no lo veía.
“Gracias, Armel”
“A Armel le diré gracias. Gracias por haberme hecho vivir esta competición, porque sin él no hubiera tenido lugar. Y gracias también por haberte quedado detrás (risas).
Hay algo extraordinario en haber vivido esta regata codo a codo. He vivido una Vendée Globe extraordinaria gracias a él. No ha habido momentos de calma. Ha sido un combate todo el rato. Nunca hubo un acuerdo de no atacarse en el Gran Sur.
Desde hace unos años, el camino que he recorrido es alucinante. En la rueda de prensa de Michel Desjoyeaux en 2008, hacía seis meses que me había hecho profesional. Hoy estoy aquí, es simplemente alucinante”.
“Si te relajas puedes ser castigado”
“Lo difícil es que no ha habido un solo berenjenal. En la Vendée Globe, hay berenjenales cada día. Es por eso que hay que estar concentrado los tres meses. Es muy cansado. Incluso al final, si te relajas puedes ser castigado. Hay que evitar acumular los problemas, pero he tenido suerte porque no los he acumulado en el mismo momento”.
“No pensaba tener esa energía dentro de mí”
“Me sorprendo a mí mismo. En la Vendée Globe, descubres cosas de ti mismo. No pensaba que tuviera esa energía dentro de mí y no pensaba que fuera capaz de aguantar todo eso. Cada día piensas que has vivido lo peor y no quieres que se reproduzca, pero vuelve al día siguiente, y al otro”.
“Cada problema te hace más fuerte”
“La primera avería grave que tuve fue un problema de motor, al 5º o 6º día de regata, a la altura de Madeira. El motor se rompió. No era un gran problema, excepto si quemaba el hidrogenerador al cabo de una semana, pero no era lo ideal. Tuve que gestionar el tema y me llevó bastante tiempo arreglarlo. Después de este primer problema grande, me sentí mucho más fuerte. Me dije: He sabido reparar todo eso y soy capaz de resolverlo. Al final, cada vez que tienes un problema y lo resuelves, te sientes orgulloso. Es por eso que tengo la impresión de haber progresado durante la regata”.
¿El Gran Sur? Temporal, seguido de reparación, después temporal, seguido de reparación
“El Gran Sur no me sorprendió mucho. Era el gran objetivo de mi preparación con Michel. Estaba superbién informado. Lo único que me sorprendió en esta Vendée, es mi capacidad para encadenar las maniobras. La Vendée Globe es bastante sencilla: sales, aguantas ventarrones en los que no puedes hacer nada, después reparas lo que has roto. Es eso todos los días. De hecho, cuando hay viento es cuando puedes descansar. Cuando baja el viento es seguramente más duro, porque no paras de reparar cosas”.
Adrenalina, pasión
“Adrenalina, mucha. ¿Qué más? No lo sé. Pasión, sin duda, fascinación. Es lo que me ha permitido avanzar a lo largo de la regata.
No sé si quiero salir en otra Vendée, es demasiado pronto. Es necesario que me tome el tiempo de descansar un poco. Ahora mismo, no volvería a salir de cualquier manera. Si no tienes ganas de hacerla, la Vendée Globe es un calvario, es un castigo. Hoy no tengo las tripas para volver a hacer la Vendée Globe, pero quizá dentro de dos días sí las tendré. Pero una cosa es segura: jamás haré la Vendée Globe si no tengo la fe”.
Estado físico
“Me acaban de tomar una muestra de sangre, me han pesado. He engordado unos gramos (risas). Tenía suficiente comida para esta Vendée. Salí con 87 días + 7 días por si acaso. Creo que hice bien porque se queman calorías”.
Su relación con el barco
“Estoy muy orgulloso del barco, y lo digo en nombre de todo el equipo que ha trabajado para construirlo. El segundo barco que llega (Banque Populaire) es prácticamente igual. Estoy orgulloso de haber navegado en ese barco. Durante la construcción era más espectador que otra cosa. Durante la regata creo que me apropié del barco. Yo podía descansar, pero él no ha descansado ni un momento. Lo sentía muy bien y es muy bonito vivir una cosa así”.
Las comunicaciones con los suyos
“No he hablado mucho con mi familia, ni con mi mujer ni con mi hijo. Una vez por semana, me parece. Ha habido muchos mails, pero era difícil escribir en el barco porque se movía mucho. Estaba sobre todo contento de leer los mails que recibía. Con mis padres he hablado una o dos veces en toda la regata. Estaba realmente concentrado y no es fácil pensar en otras cosas”.
Sobre su silencio ante los problemas que ha tenido
“Antes de salir quería compartir todo lo que vivía de una forma espontánea. Pero llegó el problema del motor y revisé mi forma de explicar las cosas. Hubiera podido ser percibido como una debilidad y a partir de entonces preferí callarme las cosas. No podía permitirme dejar transpirar algo para permitir que Armel se aprovechara de ello. Va un poco contra mi manera de ser, pero como estaba totalmente metido en la competición, me lo callé”.