DNV GL prevé que la demanda mundial de transporte marítimo descenderá a partir de 2040
El informe demuestra que el objetivo de descarbonización acordado en la OMI para 2050 es extraordinariamente ambicioso y requeriría drásticos cambios estructurales
14/9/2018 - La demanda mundial de transporte marítimo alcanzará un máximo de unos 76 billones (1012) de toneladas x milla alrededor de 2040 y, a partir de ese momento, iniciará un descenso. En 2040 se transportarán por mar unos 16.100 millones de toneladas y la distancia media de los transportes será de unas 4.720 millas. Como consecuencia, la capacidad de transporte de la flota mercante mundial crecerá solo alrededor de un 35% hasta unos 2.800 millones de tpm en 2040, para declinar suavemente a continuación.
Éstas son las principales conclusiones del informe "Maritime Forecast to 2050", que acaba de publicar DNV GL como parte de su estudio "Energy transition outlook 2018".
Como referencia, según Clarksons, en 2017 se transportaron unos 11.600 millones de toneladas, con una distancia media de unas 5.000 millas, dando lugar a una demanda de unos 58 billones de t x milla. Hasta ahora, distintos estudios estimaban que para 2050 la demanda de transporte marítimo al menos se duplicaría, alcanzando unos 116 millones de t x milla. Incluso un estudio de OCDE/ITF de 2017 predecía un crecimiento medio entre 2015 y 2050 del 3,3%, que conduciría a que el tráfico se triplicase en ese periodo. Las nuevas estimaciones de DNV GL suponen un importantísimo recorte a estas previsiones y facilitarían notablemente el objetivo de reducir drásticamente las emisiones de CO2 del transporte marítimo.
Todas estas conclusiones se basan sobre todo en la hipótesis de que la industria global va a evolucionar rápidamente hacia:
- Una mayor eficiencia energética, con lo que se necesitará transportar considerablemente menos cantidad de combustibles.
- El uso creciente de energías renovables y combustibles libres de carbono, con lo que: El consumo mundial de carbón, crudo y productos del petróleo disminuirá ya a partir de 2020. El estudio estima que en 2050 el consumo mundial de estos combustibles será aproximadamente solo el 45% del de 2020.
- El uso de gas natural aumentará notablemente entre 2018 y 2030, pero a partir de ahí se estancará y disminuirá lentamente, frente a energías libres de carbono.
- Una mayor robotización y automatización, con lo que la demanda de transporte de productos manufacturados, en tonelaje, aumentará hasta 2030 más o menos al mismo ritmo del PIB mundial (alrededor de un 3,6% anual) pero a partir de entonces lo hará a un ritmo considerablemente menor (1,4%). La demanda en t x milla crecerá incluso menos, a razón de un 2,8% hasta 2030 y un 1,2% entre 2030 y 2050.
- También el aumento de la demanda de transporte de mineral de hierro, que ha sido el principal motor del sector de graneles sólidos se moderará notablemente, pasando de un promedio del 6,3% anual en el periodo 2010-2016 a un 2,6% anual entre 2016 y 2030 y se prevé incluso que comience a descender a razón de un 0,1% anual desde 2030.
Algunas de estas hipótesis resultan a priori más plausibles que otras, que parecen poco compatibles con las previsiones de crecimiento demográfico de las Naciones Unidas, que estiman la población mundial para 2050 en 9.700 millones de personas (un 33% más que en 2015).
El informe concluye con un capítulo en el que se analizan aquellos factores que "podrían ir mal", en el sentido de dificultar el cumplimiento de las hipótesis asumidas en el mismo, que a su vez divide entre aquellos que hay que vigilar a corto plazo (los próximos 5 años) y otros que pueden surgir más adelante. Respecto de los primeros, el informe reconoce que, en el corto plazo, las tendencias observadas en los mercados marítimos no apuntan precisamente a una moderación del crecimiento de la demanda, tanto de graneles sólidos y líquidos como de contenedores, según prevé el estudio, sino todo lo contrario. A largo plazo, una incógnita importante es la emergente demanda de transporte de nuevos combustibles, como biodiesel, hidrógeno y otros.
En todo caso, prevé DNV GL que en 2050 la flota mercante utilice como combustible sólo un 33% de fuel oil o gas oil (actualmente, más del 95%), un 23% de GNL, un 39% de combustibles completamente libres de carbono (sobre todo biocombustibles y en menor medida hidrógeno o amoniaco) y un 5% energía eléctrica (baterías y suministrada desde puerto). Gracias a este drástico cambio en sus fuentes de energía, las emisiones del transporte marítimo por t x milla descenderán casi en un 60% para 2050 y en valor absoluto casi un 48%, es decir, muy próximo al objetivo acordado por la OMI de reducción de un 50%.
Una posible consecuencia que cabe extraer de estos resultados es que si, incluso con unos cambios estructurales tan radicales como los que prevé DNV GL en la industria, la demanda de transporte marítimo y las fuentes energéticas de los buques, se alcanzaría solo por los pelos el objetivo fijado por la OMI para 2050, la ambición de dicho objetivo es incluso mucho mayor que lo que muchos consideran.
El envío del informe completo puede solicitarse a DNV GL en el siguiente enlace.