No cabe la menor duda que un mundial de la ISAF es un evento importante, sobre todo para la ISAF. Pero para nada desmerece la importancia de participar en un Mundial realizado individualmente, cada clase por su lado. El macro mundial solo es un formato de la ISAF para vender mejor la organización del mismo. Este macro mundial no lleva tanto tiempo celebrándose, de hecho este tipo de eventos comenzó con Mundo vela 92, en el que la ISAF descubrió el negocio, el que no fue tan bueno para el organizador. Tengo mis dudas, fundadas en la experiencia de haber participado en dos de ellos, que lo sea bueno para los ciudadanos de a pie de la comarca que realiza el evento, los que verán durante la celebración del mismo que no todo el monte es orégano como nos cuentan.
Este formato lo intento la RFEV durante varios años, los gastos en los que contraían los organizadores asfixio la idea y tras unos años de puesta en práctica, hoy está en desuso
Como decía el padre de un buen amigo, los españoles somos unos marineros que corremos tras un balón, la alegoría es completamente cierta.
España y concretamente Santander debieron su esplendor a la náutica. El país descubrió rutas marítimas inaccesibles, sus navegantes dieron la vuelta al mundo cuando nadie lo había hecho y contando con unos medios que el solo pensarlo hoy nos pondría los pelos de punta, lo hicieron en una naves con cuando menos no aptas para esa navegación, con solo un el Astrolabio y con una ampolleta como instrumentos de navegación, sin cartas y sin comida. Fuimos la nación que dómino completamente, por cientos de años, un océano tan enorme como el Pacifico, el que fue nuestro lago, teniendo en él, el océano más grande del mundo, la línea marítima más longeva que jamás haya existido en el planeta, la que efectuaba el mítico Galeón de Manila, con el que se realizaba la travesía Manila-Acapulco y vuelta. Línea que comenzó su andadura en 1565 y terminó su singladura en 1815, tras 250 años de ininterrumpida actividad, lo que ninguna otra nación ha realizado jamás, ni podrá realizarlo nunca. Cantabria debe su esplendor a los armadores y marinos del siglo XIX, que dieron una pujanza extraordinaria a la capital cántabra.
Todo eso es desgraciadamente agua pasada, durante el siglo XX y parte de XXI la ciudad ha dejado de mirar al mar, o mejor dicho la mira de reojo, pues no le queda otro remedio que verla todos los días, tanto por su frente Sur en la bahía, como por el Norte en el Cantábrico.
Durante todos estos años la práctica de la vela ligera ha sido complicada para aquellos que se decantaban por esta modalidad, ahora parece que esta será la panacea para nuestra Ciudad si escuchamos los cantos de sirena con que los políticos nos bombardean desde los medios.
Para los mundiales de Snipe celebrados en el año 1955, los que la mayor parte de la población santanderina, por no decir su totalidad, desconoce su celebración. Evento que era impensable en nuestro País falto en aquellos años de todo lo necesario para cualquier cosa, con motivo del mismo se construyo un hangar en Puertochico, en el lugar que hoy se alza el CEAR, el que con muy poco costo tuvo el privilegio de servir de cuna a todos los navegantes que durante más de 50 años han practicado la vela en Santander. Es decir la celebración del Mundial sirvió para que los deportistas santanderinos pudiesen disponer de un lugar para poder recoger sus embarcaciones y servir de base para la práctica de la vela ligera. En definitiva para potenciar y facilitar el deporte de la vela a los ciudadanos santanderinos, además con escasísimo coste.
Con el derribo del Casetón se levanto, tras muchas incertidumbres por parte de las instituciones, el CAR, hoy llamado CEAR, en donde no todos los Organismos Institucionales Cántabros estuvieron en su creación, y los que estuvieron tardaron excesivos años en llevarle a cabo.
Este que en un principio se proyecto para que los santanderinos disfrutasen de una posibilidad de practicar la vela a muy bajo precio, pues el Ayuntamiento, que era su mayor impulsor e inversor, estaba decidido a que los santanderinos navegasen contando con sus instalaciones y material. En ese afán de servicio al ciudadano, en su momento, publicaron los precios de alquiler de las embarcaciones depositadas en el centro, para que estos, por un módico precio, pudiesen navegar tanto cuanto quisieran. Hoy de esto no se acuerdan ni los más viejos de la localidad, y las embarcaciones que se adquirieron en aquel momento, para ese uso, o han desaparecido, o duermen en los sótanos del hoy CEAR. Implantando también en él la Escuela Municipal de Vela
Esto se llego a plasmar en la documentación de la Corporación, la que tuvo durante varios años personal propio en el CAR, pero nunca se llevo a efecto el uso de las embarcaciones por los santanderinos, por lo que estos no pudieron disfrutar de estas oportunidades de algo que se había hecho con su dinero. Todo esto está hoy desaparecido
Con el tiempo el máximo impulsor del centro, el Ayuntamiento Santanderino, se desligo del mismo, con lo que la inversión que realizo en nombre de la ciudad dejo de ser efectiva para los ciudadanos.
Hoy la titularidad la lleva a RFEV, la que contra toda legalidad y sin permiso de la Autoridad Portuaria ha llegado a un acuerdo con el RCMS para la varada y amarre de embarcaciones de vela ligera en los terrenos del CEAR de las embarcaciones de los socios del Club, por el que se cobran unas cuota, más alta que las de los Puertos Deportivos de la Bahía, a pesar ser el RCMS una sociedad sin ánimo de lucro, mientras que los otros si lo son.
Esta ilegalidad de cobro, sin el preceptivo permiso de la Autoridad Portuaria, ha sido puesta en conocimiento de la misma, por lo que esta tendrá que tomar las medidas oportunas sobre esta transgresión de la normativa por parte del concesionario y del tercero, al que hace la cesión de parte de la misma, en la que los practicantes de la vela ligera son los convidados de piedra en este convenio entre el concesionario y un tercero, lo que dejara a los deportistas en vías de otra diáspora por el desierto, para poder mantener sus embarcaciones, elemento fundamental y básico para la práctica de este tipo de deporte, en que se da la paradoja de que es para el que se monta el mundial de 2014, el de vela ligera olímpica.
Ahora, se pretende acometer una remodelación del CEAR, para lo que está previsto el derribo de los antiguos talleres de la Junta, en donde el RCMS cuenta por el acuerdo con la RFEV, eso sí a buen precio, con unos metros cubiertos dentro de los mismos ( A pesar de haberle otorgado la RFEV una autorización de uso y disfrute gratuito para almacenamiento en espacio cubierto a todos los socios federados del RCMS, así como para sus propias embarcaciones y un pañol de 25 m2 el día 16 de Noviembre de 1989).
En el lugar que ocupan estos talleres, se realizara una construcción con forma de duna, en la que se instalara unas gradas y en su interior un aparcamiento (¿ ). Esto dejara sin apenas explanada para la varada de embarcaciones que en estos momentos se almacenan en ella, lo que va contra todo lo necesario para el desarrollo de la vela ligera. El proyecto puede ser singular, pero su efectividad será nula.
Echando un vistazo al proyecto que la organización hace de la distribución de las clases participantes vemos que es la siguiente: los Star, los Eliot y las embarcaciones de los comités se ubicaran en Puerto Chico, Los Laser junto con los Finn y los 49er estarán en el CEAR, los Laser Radial se concentraran en el final del espigón Sur del Dique de Gamazo, los RSX hombres, y lo RSX mujeres junto con los 470, hombre y mujeres se irán a la explanada de la grada de los antiguos Astilleros de San Martin, mientras que los remolques y los vehículos se irán al Tiro Nacional y al aparcamiento del Palacio de Festivales. Es decir la mayor parte de la actividad de los participantes se encuentra fuera de las instalaciones del CEAR, en donde no se hará ninguna actuación significativa de gasto
Lo que necesita la vela ligera son explanadas amplias y rampas y grúas agiles para botar rápidamente las embarcaciones, cosa que en este momento carece el Centro, y que con la construcción de lo proyectado hará que escaseen aun mas. Lo que es muy posible es que promocione lo proyectado para el CEA un aumento notable del Botellón en la duna, al ser esta zona una de las más demandadas por los que lo practican.
Las gradas ya se realizaron en el Puerto Olímpico de Barcelona, con el objeto de que el ciudadano contemplase el espectáculo del Mach Race Olimpico desde las mismas, estas fueron un fracaso total ya en las mismas Olimpiadas. Hoy, son un lugar inhóspito y abandonado del Puerto Olímpico.
Viendo también los campos previstos para el Mundial, se observa que de solo uno de ellos se sitúa en las cercanías de la zona de las gradas. Está claro que la determinación de este campo perjudicara notablemente a aquellos deportistas que tengan que realizar en él sus pruebas, lo que no es justo en un evento como es un Mundial. Todos los regatistas del lugar conocen al lugar como “la caraja” por sus imprevisibles condiciones eólicas, las que no cumplen con los mínimos exigidos para navegar en esa zona. Triste es que los deportistas que vengan a competir a nuestra ciudad paguen por las veleidades políticas
Aquí en Santander, tenemos un paseo magnifico frente a mar, que son los muelles, estos tienen bancos para sentarse cómodamente, en ningún momento se concentran en ellos los santanderinos para contemplar una regata a vela, y eso que casi todos los sábados del año se realzan las salidas de las regatas frente aquellos.
Otro tanto sucede con el incomparable balcón que supone el paseo de Reina Vitoria, el que con una perspectiva inmejorable y única, domina la bahía, y desde donde la vista panorámica que proporciona es incomparable. Pues bien, ningún viandante se para tan siquiera para contemplar el bello espectáculo de la navegación a vela, no digamos ya el que ofrece una regata.
Por ello los practicantes de la vela ligera santanderina vemos que a pesar que la inversión vendrá de las Instituciones Cántabras y Santanderinas, peligrara una vez más la posibilidad de mantenimiento de este tipo de vela para el ciudadano del lugar cuando se realicen las obras proyectadas. La Vela Ligera, vela que parece han descubierto ahora las Instituciones, las que han estado sordas a toda solicitud de ayuda por parte de los que practican, sea ahora el remedio para la Ciudad. Puede que los sea, otra cosa es que los sea para los deportistas que la practican.
Está claro que la ampliación del CEAR entra dentro de ánimo político de desarrollar el frente marítimo santanderino y modificar el arco de la Bahía, para lo cual, las Instituciones Cántabras y Santanderinas, léanse el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria han aprovechado el Mundial de Vela 2014 para de esa forma impulsar la modificación de la costa Santanderina. Para ello han previsto un gasto en el CEAR de 6,6 millones de Euros, cifra que algunos medios elevan hasta los 8,8 millones de euros. (ABC, noticias agencia 02112011), cantidad que en los tiempos que corren no está muy claro que las instituciones, que tiene enormes problemas para contener su déficit y algunas para pagar a sus empleados, puedan hacerse cargo del mismo, lo que por otra parte, cuando se terminen las obras será muy posible que suceda lo que siempre ha ocurrido, que el gasto final supere con creces a lo presupuestado, así nos ha lucido el pelo.
Lo que no se entiende, es que como siendo, este asunto de remodelación del CEAR, un tema que ámbito político y sufragado totalmente por las Instituciones, sea la RFEV la que tenga que pedir un crédito por valor del 22,73 % del total del proyecto, por la nada desdeñable cantidad de 1.500.000 euros, para adelantar el pago a los contratistas del mismo, lo que puede dejarla muy mal parada, en el caso que tenga que hacer frente a las obligaciones contraídas con los agentes del crédito.
Ante todo esto habrá que analizar, o al menos preguntarse varias cosas sobre lo que necesita el Mundial 2014
¿Es importante el desarrollo del Frente Marítimo Santanderino?, indudablemente si, en lo que afecta a la zona de San Martin y el Barrio Pesquero, pero el CEAR ya está desarrollado , lo único que habría que acondicionar en su parte posterior y que pertenece a Patrimonio, es esa Joya de la construcción náutica tan poco valorada por los santanderinos y que es el Dique de Gamazo y su casa de Bombas, que presentan un abandono extremo.
¿Es importante la remodelación del CEAR tal y como se plantea con el derribo de las Naves actuales y la construcción de una duna escalonada con un coste de más de 6 millones de euros en su lugar? No, La verdad es que no. El l CEAR ya ha sido remodelado y ampliado al doble su nave en el año 2009, arreglada la explanada y la rampa de varada frente a los antiguos talleres en aquel momento.
Si sería importante acondicionar esta rampa para que fuese más efectiva a la hora de botar y varar las embarcaciones, también sería importante arreglar las rampas de Prácticos, las que son parte importante de la instalación y que están tal y como se construyeron hace mas de 150 años. Fundamental para el buen desarrollo del Mundial es dar el fondo necesario en bajamar a la entrada de Puerto Chuico, para que haya agua en la zona de la grúa y junto a las rampas de varada, lo que tampoco se han mejorado en ningún momento de la construcción y ampliación de CEAR.
¿Es necesaria para el desarrollo del Mundial la construcción de la “duna” en el Cear? No, rotundamente no. El Cear, tal y como esta, cumple y cumplirá perfectamente sus funciones. La “duna” no mejorara para nada el aumento de explanada, sino todo lo contrario y será, seguramente un lugar que ofrezca situaciones para nada deseadas y desde luego con más de mil millones de las antiguas pesetas se puede hacer mucho más en la vela española que poner unas gradas en los terrenos que ocupan los talleres de la Autoridad Portuaria
Dado lo problemático de la gestión a realizar, y la actual coyuntura económica del País y nuestras Instituciones, en donde los recortes que se esperan en las administraciones publicas serán mayores que lo anunciado por el Sr Rajoy en su discurso de investidura, por ello será muy complicado para la RFEV sacar con éxito el permiso de los Asambleístas para solicitar el crédito en la Asamblea Extraordinaria convocada para el próximo día 27 de Diciembre, lo que puede hipotecar a varias de las futuras Directivas federativas, que nada tienen que ver con este asunto.
Pero aunque es muy fácil tirar con pólvora del Rey, aun quedan personas coherentes en nuestro País que sopesaran la gravedad de lo solicitado.
En nuestra ciudad, allá por el año 1955, se celebro en el mes de Julio el Campeonato del Mundo de la Clase Snipe.
Los Mundiales, que ahora son tan habituales en nuestras abundantes costas, en las que por cualquier motivo se monta uno con este nombre, por aquel entonces eran algo impensable, un evento casi extraterrestre para un país que estaba saliendo un ostracismo internacional.
Con motivo de aquel importantísimo evento el Marítimo solicito una concesión, a la por aquel entonces Junta de Obras del Puerto, para construir una nave para que los Snipes invernasen en la larga temporada de inactividad que iba en nuestra ciudad de Septiembre a Junio; para que en su interior las embarcaciones de vela ligera no estuviesen expuestas a las duras inclemencias invernales, las que también por aquellos tiempos afectaban considerablemente a la cornisa cantábrica.
Durante muchísimos años esta nave, que en el argot náutico santanderino, se llamo, y se conoció, desde un principio como “El Casetón” cumplió con sus funciones de almacén. Siendo además el Aula Magna para todas las generaciones que practicaron la vela en Santander desde su construcción en el 55 hasta su desaparición en el 91.
En el año 1988 el Casetón sufría un abandono tan severo que se llego a prohibir la entrada en el mismo por amenaza de ruina. Aun así , seguía siendo el lugar de almacenaje de la vela ligera del lugar y donde unos pocos locos acudían para poder practicar la vela.
Por aquel entonces, la Federación Cántabra de Vela presidida por D. Jesús Mora Cospedal solicito a la Española, que dirigía D. Arturo Delgado, la construcción en nuestra ciudad de un centro de Vela, pues el que se había abierto en la Isla de la Torre, y que había costado más de 10 años de arduo trabajo el hacerlo, y que dirigía con gran acierto hacia ya mas de dos la Federación Cántabra, por cuestiones políticas, ajenas completamente a la práctica de la Vela, le fue arrancada a esta su gestión por la Consejería de Cultura, pues acababan de aterrizar las Autonomías en nuestro País y la nuestra había recibido hacia poco la trasferencia de Deportes. Siendo modificada por dirección de Deportes la función que venía desarrollando la FCV en dicha Escuela de Vela.
Tras acoger favorablemente esta petición la RFEV, y nuevamente tras varios años de lucha, intrigas y problemas burocráticos, esta consiguió arrancar,- lo que no fue nada fácil,- al Consejo Superior de Deportes el compromiso para construir un Centro de Alto Rendimiento de vela en Santander, pero para ello se necesitaba un espacio donde poder edificarlo.
La cuestión no era baladí, pues había pocas posibilidades de encontrarlo.
En este ínterin, se intrigo, se presiono, y se manipulo mucho, muchísimo, para que el Car de vela se ubicase en Laredo o en país Vasco, en donde proporcionaban el terreno necesario sin ningún tipo de problemas. Lo que animaba al Consejo a tirar la toalla por la ubicación del centro en Santander.
Esto estuvo a punto de suceder a no ser por la constancia de las instituciones federativas y del Ayuntamiento Santanderino, el que se implico totalmente en el proyecto, que conto desde un principio, con la aprobación del la Junta del Puerto.
A todas estas el “Casetón”, una ruina total por aquellas fechas, con muy pocos años ya de concesión en su haber, seguía almacenando las embarcaciones de vela ligera de la ciudad, de una forma precaria y peligrosa, cumpliendo a pesar de ello con la función para la que fue construido.
Ante esta realidad en el atascamiento del proyecto, que por falta de terreno para ser ubicado, se encontraba en vía muerta, y con escasísimas posibilidades de llevarse a cabo, la FCV y la RFEV realizaron una petición al RCMS para que cediese la concesión del “Casetón”, -con el Visto Bueno de la autoridad Portuaria-, para ubicar el Car en la concesión ocupada por ese edificio.
Tras muchas indecisiones, el RCMS cedió sus derechos sobre la concesión, -sin pedir contraprestación alguna por ello-, para que se pudiese edificar el Car de vela en su hasta entonces concesión.
Con motivo de esta renuncia en el año 1989, el día 16 de noviembre la RFEV y la FCV, - de motu proprio, y sin que mediase petición alguna por parte del RCMS-, emitieron un documento en estos términos: “ Como consecuencia de la renuncia del Real Club Marítimo de Santander a la concesión del casetón de Puerto Chico, la Real Federación Española de Vela y la Federación Cántabra de Vela autorizan al uso y disfrute gratuito de las futuras instalaciones del C.A.R. por parte de los socios federados, en cuanto al almacenamiento de barcos en espacio cubierto, así como también a los barcos de servicio del club y a preveer en dichas instalaciones de un pañol de 25 m2 aproximadamente para uso del Club”.
Esta magnífica oferta de la RFEV, en la que los socios federados estaba autorizados al uso gratuito de las instalación en cuanto al almacenamiento de los barcos de los socios federados en espacio cubierto nunca fue solicitado por el RCMS -y mucho menos ejecutado por la RFEV-.
La vela ligera del Marítimo, cuando “el Casetón” desapareció y a pesar de lo magnánimo de la oferta realizada por la RFEV a la entidad, comenzó un peregrinar por varias instalaciones del dique de Gamazo, hasta que al fin mantuvo a las embarcaciones de vela ligera de sus Socios en la explanada del espigón de la Tolva, en donde monto unas “instalaciones provisionales”, tal y como indicaba el texto que tenía el Contenedor colocado al efecto de almacén en el espigón.
Estas instalaciones “provisionales” duraron más de 12 años, durante los cuales los “botellones” y otros pormenores, no menos importantes, como la quema una noche de una embarcación allí depositada, fueron deteriorando tanto a los barcos como a las voluntades de salir a navegar de sus dueños.
Cuando la Junta del Puerto decidió que el espacio que ocupaba la vela ligera del Marítimo en el espigón tenía que ser un espacio abierto para la ciudadanía,- que lo fue siempre, sobre manera con los botellones-, para el uso y disfrute de la misma, el Marítimo entablo conversaciones con la RFEV, que por esas fechas era la única entidad que regia el CAR, pues el Ayuntamiento, que había sido un ente decisivo en la construcción del Car, había abandonado la gestión del mismo hacia ya algunos años.
La RFEV sin mencionar para nada el documento del año 89 deja, por el pago de una pequeña cantidad, a la vela ligera del Marítimo un espacio en la bolera del dique de Gamazo para que pudiesen ubicarse las embarcaciones en él.
Esta situación se mantuvo durante dos años aproximadamente.
Hace unos tres años, tras una remodelación de las instalaciones del Car por una ampliación del mismo, en la que doblo su volumetría y consiguió la cesión por parte de la Junta de los antiguos Talleres de la JOP con su espacio exterior, la RFEV llego a un acuerdo con el Marítimo, por el cual arrendaba a este una porción de espacio en la explanada y una parte de una de las nave de los antiguos talleres portuarios.
Con este acuerdo la flota de vela ligera que estaba en la bolera del dique pasó, o mejor dicho les obligaron a pasar, a ocupar parte de la explanada que esta junto a las naves.
Esto trajo consigo el primer problema serio que sufrieron las frágiles embarcaciones de vela ligera en su diáspora desde la desaparición del “Casetón”, cuando en un temporal del SW, la mayor parte de ellas, ante la falta de preparación de la explanada para este tipo de problemas, voló por los aires produciéndose importantes daños en las mismas.
Pero no solo esto padecieron los sufridos deportistas de vela ligera, sino que el cambio de sitio también trajo consigo un aumento desmesurado de las cuotas por almacenaje al aire libre, las que variaron de los 43,71 euros al trimestre que pagaban por ello cuando estaban en la bolera, a 116 euros por el mismo periodo, para embarcaciones dobles y 162,40 euros para embarcaciones grandes (de vela ligera) en la nueva ubicación, lo que suponía unos incrementos en el precio del almacenaje que van desde el 165,38% y el 271,53 %.
Subidas que nada tenían que ver con el incremento del IPC con que se suben las cuotas, y que para ese año fue del 2,4%. Eso a pesar del documento existente, de cesión gratuita de almacenamiento en espacio cubierto, por parte de la RFEV a los socios federados del RCMS.
Durante el periodo de negociaciones del Marítimo con la RFEV se le hizo ver la existencia del documento que esta había entregado en su día a la entidad, para que con él defendiese los derechos de sus Socios. Ante este hecho, se manifestó que desconocían dicho documento, por lo que se hizo llegar una copia del mismo.
A pesar de este documento, y ya en su poder, se firmo un acuerdo con la RFEV por el que los Socios del Marítimo no solo perdían lo ofrecido voluntariamente por la RFEV en su día, sino que pasaban a pagar unos importes en la que las subidas suponían el incremento de las cuotas en las cantidades descritas anteriormente.
Los Socios, deportistas de vela ligera federaos, han asistido como convidados de piedra a una brillante gestión, (sin duda la misma lo ha sido para la RFEV, la que con ella se ha desentendido de un acuerdo firmado y consigue además financiar parte de los gastos del Car, por aquellos a los que cedía gratuitamente el almacenamiento).
Como decía al principio para esta larga diaspora, no hacían falta alforjas.
Lo más importante que debe tener una entidad deportiva es su historial y su tradición. Cuando esto ya no se lleva, la flota Snipe santanderina tiene el privilegio de competir por el trofeo más antiguo de España, La Copa Gallo
El Trofeo, La Copa Gallo, fue creado por el Real Club de Regatas en 1900, por donación de Dª Manuela Bustamante y fue ganado entre otros balandros por el TUIGA uno de los barcos más emblemáticos de la época. Su propietario el REAL CLUB DE REGATAS DE SANTANDER la cede graciosamente a la flota Flota Snipe Santanderina para que todos los años celebre la competición del mismo.
El Real Club de Regatas de Santander, el Club náutico más antiguo de España, fundado el 28 de mayo de 1870, bastante antes de la creación del R. C. Mediterráneo de Málaga, que lo fue en el 1873, ó de la del R. C. náutico de Tarragona que se fundó en el 1878, es el poseedor desde sus inicios del trofeo que ampara a la competición deportiva más antigua de Cantabria, y de todo el país, la “Copa-Gallo”.
La competición se instituyo en el año 1900, exactamente el día 23 de agosto.
Para darnos una idea de la importancia de la COPA GALLO, la primera edición de la Copa del América tiene lugar en 1870, es decir el mismo año del nacimiento del Club que instituyo la COPA-GALLO.
El Trofeo empezó a disputarse el mismo año de su creación, 1900, con su correspondiente Reglamento, y de acuerdo con el de “Regatas a Vela” del propio Club de Regatas, del año 1896 .
El Reglamento de “Regatas a Vela” del Club de Regatas contaba en aquel entonces con 42 artículos, en los que se preveía todo lo relacionado con la navegación y las regatas entre yates a vela, no teniendo que envidiar nada al actual reglamento de la IYRU en vigor.
La Copa Gallo como reza su reglamento original, copia del cual, por su importancia, se reproduce literalmente en estas líneas, dice así, “ La Junta Directiva del Club de Regatas, en sus deseos de aumentar la afición a las regatas a la vela, y habiéndose terminado la que origino el premio LA COPUCA , ganada en definitiva por el balandro LIN, de la propiedad del señor Corral Abascal, se dirigió en atenta suplica a la señora doña Manuela Bustamante, viuda de Gallo, solicitando su concurso para establecer una nueva regata en sustitución de aquella. Accediendo dicha señora, regalo una magnifica copa de plata, para regatas a la vela entre yates de nuestra matricula, denominándose, en obsequio a la donante COPA-GALLO y para cuya regata se acordó el siguiente reglamento”
En él se determina entre otras cosas que, en caso de no celebrarse la regata anunciada, la Copa quedara depositada en el Club hasta que se verifique la regata próxima.
Teniendo todos los campeones de la misma derecho a una bandera fondo azul, con el grimpolon al centro, COPA-GALLO y el año en letra blanca y cuando fuese uno mismo campeón varios años se pondrá en la bandera el numero de orden en cifra roja.
El reglamento preveía también que en caso de empate se verificara entre los vencedores una nueva regata el día que señale la Junta Directiva del Club, y que la Copa nunca se entregara en propiedad, sino que el vencedor de cada edición la recibirá en depósito, debiendo devolverla al Club de Regatas 8 días antes de la regata del año próximo.
Esto y el celo en su custodia por parte del Real Club de Regatas ha sido lo que ha hecho posible que esta competición llegue hasta nuestros días con su trofeo original.
Otra competición náutica de prestigio como fue LA COPUCA también del Real Club de Regatas de Santander, la que se instauro en 1893 conto con un reglamento en que se contemplaba el que el trofeo pasase a ser propiedad del barco que lo ganase en tres ocasiones. Condición difícil, pero no imposible, y que ocasión ocasiono la extinción del mismo en 1899 por haber conseguido las tres victorias preceptivas el balandro LIN. Teniendo el Trofeo tan solo una vida deportiva de 6 años. Por este motivo el Club de Regatas al instituir la nueva competición y para garantizar su existencia, lo hizo en esta ocasión, con magnifico criterio, a perpetuidad.
Este es básicamente el reglamento del trofeo deportivo más antiguo de Cantabria y e España, del que su primer ganador fue el balandro “Sidora” en el mismo año de su creación, el año 1900.
La copa Gallo se pone en liza por el Real Club de Regatas hasta el año 1917 para los monotipos de la época, siendo uno de sus ganadores más significados el “Tuiga”, un quince metros que ha sido, y es, uno de los barcos más bellos, emblemáticos y que mejores resultados ha obtenido internacionalmente para nuestra ciudad, defendiendo los colores del Real Club de Regatas y la bandera roja y blanca de la matricula de Santander en regatas como la Semana Naval de Cowes, la competición deportiva náutica más importante de esa época, en la que se daban cita todos lo que eran en este deporte del Yachting, y en donde en 1909 y al mando de don Victoriano López-Doriga, y formando equipo con otro mítico 15 metros , el Hispania, patroneado este por Alfonso XIII, terminaron en segunda y primera posición respectivamente en las regatas de dicha Semana Naval, causando admiración en el mundo náutico de la época con su importante triunfo en la más importante prueba de la vela mundial de la época. Siendo estos los barcos más elegantes que han navegado en nuestra Bahia, y los que afortunadamente para todos los amantes del mar han tenido la suerte de ser recuperados para la navegación por un grupo de entusiastas de estos preciosos veleros.
Hoy son las joya del Real Yacht Club de Mónaco, el Tuiga - que mantiene actualmente su nombre original, como homenaje a lo que este bello barco represento en el Yachting -, y de la Fundación Hispania , el Hispania recientemente incorporado nuevamente a las regatas .
En el año 1949 la flota Snipe santanderina, por la amable cesión por parte del Real Club de Regatas de Santander del trofeo del que es depositario, y con el fin de que este continuase obteniendo los objetivos para los que fue creado, comienza a disputar nuevamente la COPA-GALLO , haciéndolo de forma ininterrumpida hasta el año 1971, en que es el Chiqui III el ganador de esa última edición en la vida del trofeo, dejándose, por dejadez de los responsables de la entidad responsable de la flota, de celebrarse a partir de ese año.
Por fortuna en el año 2008, y gracias a la buena voluntad del Real Club de Regatas de Santander y principalmente a la de su Presidente Alejandro Miyares Gómez, que ha vuelto a poner a disposición la COPA-GALLO para su disputa por la flota Snipe santanderina del carismático Trofeo, es por lo que nuevamente vuele a disputarse como el más preciado entre los que la flota Snipe celebra, a pesar de la cortedad de miras del Club, que exigia que fuese a la entrega Dna Manuela del 2008. Esto, entre otras cosas motivo que para el año 2009, esta vez de una manera consciente, le excluyese de su calendario de regatas, a pesar de haber estado presente en el mismo por 24 años, y sin tener en cuenta el valor histórico y el historial de esta Copa, única en nuestro país, no solo por la importancia de sus 111 años de existencia que acumula su peana, sino por la categoría de los barcos que figuran grabados en la misma
El Listado completo de las embarcaciones que figuran en la peana de la Copa Gallo es la siguiente tras los 111 años de existencia de la misma:
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Con la oportunidad que me brinda esta magnífica publicación, a partir de ahora voy a comenzar a escribir en este blog. Aprovechando este primer contacto con la red para a hacer unas reflexiones en voz alta sobe nuestro deporte según mis experiencias en el.
Hace mucho, mucho tiempo comencé a navegar en vela ligera, la única que existía en mi ciudad por aquel entonces, iniciándome como todos los de mi época con gran dificultad en el mundo de la competición en un Club en que solo unos pocos tomaban parte en este difícil arte de navegar y al que era prácticamente imposible acceder si no lo practicaba alguien de tu entorno. Era lo que en aquellos años tocaba como consecuencia de nuestra historia reciente.
En aquel entonces la vela era todo un arte, en el que primaba la persona sobre todo aquello que tenía que ver con este deporte; barcos, velas y aparejos.
Cuando comencé, la enseñanza de la vela dependía de que alguien te sacase de tripulante cuando el suyo le fallaba, lo que para nuestro pesar eran muy pocas veces lo que esto ocurría, por lo que nuestro aprendizaje se alargaba enormemente en el tiempo, pero eso no importaba, siempre seguíamos bajando para probar fortuna, tuviésemos o no suerte en el intento, curtiéndonos este duro aprendizaje para perseverar en esta disciplina deportiva.
En aquella dura, pero magnifica escuela tuve la inmensa suerte de conocer a personas que te trasmitían su afán y entusiasmo por este deporte. También conocí durante muchos años las velas de algodón egipcio, la jarcia de acero galvanizado, los cascos de madera que había que calafatear, la piola, los grilletes de hierro, las corcheras como salvavidas, la ropa de aguas que llevaban los pescadores y que no siempre nos era posible adquirir.
También aprendí el difícil arte de pintar los barcos, con el gran trabajo que esto nos suponía, el que nos tenía ocupados durante meses de duro afán y dedicación.
En todo ello nuestra generación fue autodidacta, nadie se ocupaba de nosotros y cuando digo nadie, quiero decir nadie.
También conocí la prohibición que hacia el reglamento, complicado como ninguno, a nuestro deporte para que no participasen los profesionales en las regatas a vela, así como la imposibilidad de publicitar algo en nuestros barcos.
Mucho antes de entrar en este mundo ya pertenecía al Club de mi ciudad, pero este en aquellos tiempos no dedicaban un solo segundo a unos chavales que querían navegar, o lo hacía alguien de tu entorno, o como decía antes, era casi imposible acceder a su práctica.
En aquellos momentos, cuando el tiempo y el esfuerzo no suponían un impedimento a los entonces estudiantes, sobre todo en los largos meses que en los que no se practicaba la vela, los de mi edad practicábamos otros deportes en otros Clubs.
En estos, la entidad en la que lo practicábamos se encargaba de entrenarnos para mejorar nuestro conocimiento del mismo y nuestro rendimiento, de facilitarnos el material, de conseguirnos el campo de juego y de llevarnos fuera de nuestra ciudad por cuenta de ellos, cuando por suerte conseguíamos llegar a clasificarnos en competiciones con las provincias limítrofes, de lo que estos clubes estaba orgullosos de que sucediese. Todo esto era un gran estimulo para nosotros, y nos afianzaba más aun en su práctica deportiva.
Cuando hacíamos vela en los meses de verano, nuestro Club se limitaba únicamente a dar las salidas a unos recorridos con balizas fijas, para que los socios hiciésemos lo que se llamaba pomposamente regatas; nosotros lo denominábamos “Valdecilla-Sardinero”, que era la única línea de autobuses que circulaba en la ciudad por aquellas fechas.
El Club no movía un solo dedo por mejorar nuestros conocimientos, ni tan siquiera lo hacía para que tomásemos parte en las regatas por él organizadas. Mucho menos nos facilitaba la mejora de nuestro escasísimo material.
La afición y el entusiasmo tenía que aportarlo uno mismo. Esto poco contribuyo a la divulgación de la vela, todo lo contrario, en el camino se quedaron excelentes deportistas.
Cuando algún socio intento, en aquellos tiempos, hacer que en mi club cambiasen estas cosas, sencillamente le echaron. Como esto no se sostenía, tras un largo contencioso tuvieron que readmitirle. Con el tiempo esta persona fundo un magnifico Club en la capital del país.
Esto es lo que los chavales de aquella época veíamos y para nada comprendíamos.
El tiempo fue pasando. Poco a poco fuimos, a duras penas y por nuestros medios, aprendiendo como pudimos. El esfuerzo de hacer sacar chispas a nuestro obsoleto material y sobre todo la voluntad de nuestra generación por seguir navegando nos dio sus frutos, gracias exclusivamente a nuestros propios esfuerzos.
En estos momentos he pasado de los 50 años practicando este maravilloso deporte de la vela, la mayor parte de este tiempo dedicándome a la competición, unas veces con mejor fortuna que otras, sin que nunca me regalaran nada, pero siempre disfrutando con su práctica. He competido en cientos de eventos importantes, acudiendo en dos ocasiones a representar a nuestro país en la más grande competición de vela ligera, en la Olimpiada de Montreal y en la de Seúl. He navegado entre otros cientos de excelentes navegantes, contra figuras míticas como por citar algunas Paul Elwstrom, Los hermanos Grael, Augy Diaz, Paul Cayard, Mark Reynolds, Antonio Gorostegui, Alejandro Abascal, Fernando León, etc., etc. Estando satisfecho de todos estos años que lo he ejercitado, y de las situaciones que como consecuencia de esta práctica he temido y que han servido para forjarme.
He visto a lo largo de este largo periodo de actividad náutica un avance inimaginable en todos los campos que le afectan. Viendo como la vela ha pasado de ser un arte en el que la persona era fundamental, a depender cada vez mas de la tecnología y del material, lo que conlleva cada vez más la pérdida del sexto sentido que hacía falta para destacar o simplemente para practicar la vela. No sé si ello será mejor o peor, pero está claro que nunca será igual.
Como consecuencia de este largo periodo de practicar la vela, cada vez que compito en estos momentos me hago infinidad de preguntas sobre el deporte que me ha acompañado toda mi vida, a las que pocas contestaciones obtengo.
Actualmente es más difícil encontrar tripulantes para formar tripulaciones que cuando comencé a navegar, eso a pesar de los cientos de escuelas de vela que invaden nuestro litoral, en las que todas, sin trasmitirte nada, solo inculcan al neófito a ser Olímpico, con un canto de sirenas del que es difícil el sustraerse, pero abandonándole a su suerte una que vez que ha terminado el cursillo, y cuando se reengancha, es a costa de seguir pagando la cuota de la escuela.
En nuestro Club poco han cambiado las cosas a lo largo de estos años, solo durante un corto paréntesis a la mitad de este largo periodo, y las que lo han hecho no siempre han sido para mejorar.
Fue un triunfo conseguir alargar la temporada de regatas a la época invernal. Nos llevo años conseguirlo. Ahora las tornas han cambiado, cuando se paraliza la actividad es en verano, la mejor época para practicarlo.
Afortunadamente ha aumentado el número de participantes, aunque no en la cantidad que a una ciudad correspondería. La participación en la competición sigue siendo, única y exclusivamente a expensas del esfuerzo del deportista, por ello no acabo de entender porque hay que inscribirse en una regata por una entidad deportiva que no le interesa, ni se preocupa para nada del deportista que la representa.
Este largo periodo de actividad me ha llevado durante muchos años a lo largo y ancho de nuestro país y del extranjero, donde he podido evidenciar in situ y por medio de otras gentes que estos tenían los mismos problemas, incluso aun mayores. Con los dedos de una mano podía contar los casos en que la generalidad de lo indicado no ocurría. Comprobando que el aumento de deportistas en estos más de 50 años no se corresponde en ningún caso ni al aumento del nivel económico, ni al demográfico, lo que no deja de ser frustrante (decepcionante) para aquellos que deberían fomentarlo como son las federaciones y los clubes, las que desgraciadamente están en otra cosa.
Un saludo
Chiqui