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QUIEREN ENCERRAR PUERTOCHICO - ARTICULO PUBLICADO EN EL DIARIO MONTAÑÉS EL DÍA 05 08 2019

Articulo publicado en El Diario Montañés el 05 08 2029

TRIBUNA A

Con evidente falta de transparencia se ha desvelado recientemente la intención de construir un dique flotante de hormigón frente a la bocana de la dársena de Molnedo, que todos conocemos como Puertochico. Por lo visto, el proyecto ya ha pasado todos los permisos de las instituciones, periodo de alegaciones, etc., pero sin que nadie se entere de ello. Todo se desvela cuando llega el momento de iniciarse la obra y, entonces, ya es demasiado tarde para criticarlo o contradecirlo, y la culpa pasaría a ser de “los que protestan por todo”. Resulta evidente que los trámites oficiales de poco sirven cuando no existe voluntad alguna de dar a conocer la propuesta o, mejor dicho, cuando lo que se pretende es pasar inadvertido.

Los muelles de Puertochico son un verdadero monumento de Santander, una ciudad caracterizada por su relación con la bahía y la historia de su puerto. Con más de 120 años de historia, ha pasado de ser el nuevo puerto de pescadores que sustituyó al antiguo de Las Naos o de la Ribera, en el lugar que hoy ocupan los jardines de Pereda, al puerto donde hoy amarran cerca de 500 embarcaciones de motor o vela, en sana convivencia con la ciudad.

El conjunto de muelles que va desde la Grúa de Piedra , Palacete, Muelle de Calderón, Club Marítimo, Puertochico y Dique de Gamazo, conforman el frente portuario más significativo y de mayor valor histórico de Santander, y merecedor de un grado de protección que reconozca y defienda su valor cultural.

En clara contradicción, se pretende colocar frente a su bocana un muelle flotante de hormigón de 115 metros de longitud y cerca de 1000 metros cuadrados de superficie, con el pretexto de defenderlo de los avatares del viento Sur. De esta manera se reduce la anchura de paso de los 90 metros actuales a dos entradas laterales de 27 metros cada una, y se encierra un lugar que ha permanecido abierto durante más de un siglo al paisaje de Peña Cabarga, con lo que se desvirtúa la idea y la imagen del lugar tradicional que hemos conocido.

Cabría preguntarse si realmente es imprescindible la actuación para resolver un problema que es evidente se está exagerando, cuando se ha utilizado tal y como es durante más de 120 años. Hace algunos años se pusieron nuevas pasarelas de madera y se sujetaron con sólidos pilotes; Además se añadió una defensa lateral flotante junto a la bocana, y dio muy buen resultado. Ahora nada parece justificar este despropósito.

Los inconvenientes resultan evidentes cuando se piensa en la dificultad de maniobra que supone. Imaginemos una flotilla de pequeños veleros con jóvenes en sus primeras clases, queriendo entrar todos a la vez por el estrecho paso, o la coincidencia de varias embarcaciones para entrar y salir, o la dificultad de maniobra para los barcos más grandes, especialmente si son de vela. El problemón que se crearía puede ser morrocotudo. ¿Se ha valorado el efecto barra que se puede llegar a formar cuando la ola rebote entre ambos muelles?, ¿Y la dificultad de entrar cuando hay niebla?. Dejaría de ser una entrada amplia y fácil para convertirse en un auténtico cuello de botella.

No se entiende cómo la Autoridad Portuaria consiente semejante actuación sin debate público, sin contar con la opinión de los usuarios y, lo que resulta más sorprendente, sin informes que respalden su afección ambiental en la propia dársena y en el conjunto de la bahía. Resulta evidente que encerrar de esta manera a toda la dársena provocará un mayor estancamiento de sus aguas, mayor suciedad y olores. Sin embargo, Puertochico está muy necesitado de aumentar su calado, pues por falta de mantenimiento, las mareas vivas dejan sin calado buena parte de sus accesos y plazas, especialmente en su lado Norte, que tiene los amarres más modestos. La operación resulta opaca, inoportuna y poco reflexionada, y los paganos de todo ello, además de los propios usuarios, es la ciudad que ve como se amordaza el paisaje de uno de sus muelle más queridos y paseados.

El solicitante es el Club Marítimo de Santander, que tiene la concesión de buena parte de los atraques de Puertochico y que con esta operación obtiene 9 plazas más destinadas a yates de más de 14 metros de longitud, junto a la bocana, cuya posición excede la defensa que ofrece el malecón y que bien pueden estar en Marina del Cantábrico donde sobran atraques para barcos de este tamaño. Para satisfacer su petición, además de estrechar la zona de paso, se obliga a colocar nuevas defensas fuera del recinto de la dársena. Cabría preguntarse si la influencia de estas personas en particular, y del Club Marítimo en General, es suficiente para actuar de forma tan irreverente con el patrimonio y el paisaje de nuestra ciudad. Una prueba más de la descoordinación de las decisiones que se toman para dar respuesta a intereses de entidades o instituciones que los solicitan, a golpe de ocurrencia y sin valorar la afección que pudieran tener a corto, medio y largo plazo sobre la dinámica general de la bahía y su puerto. Una acción agresiva y descoordinada que vuelve a poner en evidencia la urgente necesidad de una planificación y gestión Integral de la Bahía de Santander.